ANALISIS FOLIAR

ANTECEDENTES: FUNDAMENTOS Y EVOLUCION CONCEPTUAL

NIVELES CRITICOS: TECNICOS DE ANALISIS - LIMITACIONES Y VENTAJAS

 

 

 

ANTECEDENTES:

 

Uno de los aspectos que siempre preocupo a los Químicos Agrícolas fue el de conocer las exigencias nutritivas de los cultivos y lo que el suelo podía aportar como base para el adecuado uso de los fertilizantes.

 

La diferencia entre lo que la planta necesita y lo que el suelo puede suministrarse será la cantidad que hay que añadir para obtener una cosecha óptima.

 

El problema sin embargo no es tan simple ya que se presentan interacciones suelo - planta y suelo - fertilizante, entre otras. Las exigencias nutritivas de los vegetales se estudiaron, al principio, mediante el análisis químico de la planta al final de su ciclo, el cual proporcionaba la cantidad total de nutrientes extraídos del suelo; pero esta técnica tuvo escaso desarrollo, aunque recientemente, bajo un aspecto distinto el análisis de las plantas ha adquirido un gran auge.

 

El inconveniente de la diferencia entre el sistema de extracción de los nutrientes por la planta y por los métodos de análisis químico, se observa si se emplean las plantas como extractantes.  Se pasa entonces a un método de tipo biológico, ya que usamos un ser vivo para efectuar la extracción de los nutrientes. En realidad,  esta técnica se empleo desde la primera época de la Química Agrícola en los ensayos de campo; con ello se mide el efecto de unas determinadas dosis de nutrientes en la producción. Y, de aquí, se puede deducir la capacidad natural del suelo para suministrarlos a ese cultivo. El excesivo tiempo, alto costo y otras dificultades inherentes a los ensayos de campo, dieron lugar a la iniciación de técnicas biológicas más cortas, llevadas a cabo en condiciones controladas, de las que las más conocidas son las de Mitscherlich, Naubauer y, recientemente, la de Jenny; todas ellas utilizan plantas superiores, aunque otras técnicas emplean plantas inferiores, como las bacterias  y los hongos. 

 

Debido a las muchas dificultades encontradas en la interpretación de los análisis de suelo, muchos investigadores volvieron al análisis químico de las plantas, aunque ahora la planta total fue pronto sustituida, para fines de diagnostico, por parte de ella, pues la experiencia mostró que no es aconsejable utilizarla entera dada la heterogenidad de los distintos órganos, los cuales poseen funciones muy diversas por tanto diferente nutrición; además, el contenido de nutrientes de los tejidos inactivos o muy activos pueden enmascarar y hacer perder sensibilidad a la detección de estos. (12)

 

Esta tendencia investigadora arranca en 1.926 con un gran interés por los análisis rápidos de los tejidos vegetales, algunos efectuados sobre la misma planta en el campo (9) simultáneamente, otros adopataron métodos más sensibles y hoy día, con la precisión, rapidez

Y economía de las nuevas técnicas instrumentales de análisis, han adquirido notable impulso los estudios sobre este tema. De las partes de la planta analizadas, la hoja ha centrado la atención como órgano para diagnosticar su estado nutricional y el correcto uso de los fertilizantes, especialmente en los cultivos peremnes o de relativa larga duración como los árboles frutales, palma de aceite, coco, café, caña de azúcar, o de más corta duración como algodón, cereales, plantas hortícolas, flores, etc. La amplia bibliografía existente, resumida en revisiones realizadas por especialistas destacados (13, 9, 10, 1,14), simposios llevados a cabo en otros países y otras actividades, como los comités de estudios de técnicas analíticas (15), indican la gran atención prestada a éste método.

 

Aunque en otros países, el análisis de tejido vegetal ha alcanzado en la actualidad un impulso mayor que el análisis del suelo, no lo ha desplazado, pues ambos se complementan, ya que uno suministrara cierto tipo de información que el otro no puede dar; por otra parte, el empleo conjunto de ambos tampoco dará la completa respuesta al problema de la adecuada nutrición

 

 

de las plantas, aunque son una guía excelente hacia la consecución de ella y, por tanto, para la obtención de la máxima producción.

 

 

FUNDAMENTO Y EVOLUCION CONCEPTUAL

 

El análisis foliar, como técnica de diagnóstico de las necesidades nutritivas de las plantas, se basa en el hecho de que la hoja, principal órgano de elaboración de sustancias para el crecimiento y desarrollo, requiere una determinada concentración de cada uno de los nutrientes esenciales para el normal desenvolvimiento de las funciones que en ella tienen lugar y de las cuales depende, en último extremo la producción.

 

La existencia de una concentración característica de cada nutriente de las plantas era ya conocida en 1.905 (16). Por este tiempo, Remy (1)  es uno de los primeros en utilizar el análisis de hojas y dar un contenido óptimo de fósforo en lúpulo, utilizándolo como índice para establecer deficiencia o exceso de este nutriente.

 

Al ir aumentando, con el avance de los estudios de fisiología vegetal, el conocimiento de las funciones de los órganos de la planta y de las actividades desarrolladas en ellos, así como la importancia de los distintos nutrientes en el metabolismo y por consiguiente en el crecimiento de las plantas, fue creándose una base científica a los análisis de tejidos vegetales entre ellos la hoja como medio para conocer las necesidades de las plantas en nutrientes.

 

Por otra parte, la experimentación con  fertilizantes y sus efectos en el contenido de nutrientes en hojas y en la producción, fue acumulando una serie de datos que mostraron relaciones parciales importantes entre estas variables.

 

En los años 20, Lundegardh en Suecia, e, independientemente, Lagatu y Maume (17) en Francia, sientan las bases del análisis foliar como técnica de diagnóstico de las necesidades nutritivas de las plantas y del estado de fertilidad del suelo, Lundergardh llega a esta técnica a través de sus investigaciones sobre las leyes que rigen la absorción de los nutrientes por las plantas y de los hallazgos siguientes:

 

a)       La relación de causa a efecto entre la concentración interna del nutriente y crecimiento,

b)       Las relaciones, frecuentemente complicadas, entre la concentración de nutrientes en planta y en suelo (14).

 

A pesar de su favorable punto de partida, todavía en 1.934, su actitud respecto al valor práctico del análisis de hojas para indicar el estado de fertilidad del  suelo era de precaución, por lo cual utilizaba, junto con el análisis de hojas, el del suelo y subsuelo, de aquí la denominación de "Triple Análisis"  dada por él a este método de diagnóstico. Posteriormente llegó al convencimiento de que el solo análisis de las hojas era suficiente para diagnóstico del contenido de nutrientes en el suelo y de probable respuesta de las plantas a la fertilización (14).

 

En su método, Lundergardh relaciona, individualmente el contenido de cada nutriente con la producción, obteniendo nuevas hiperbólicas; sin embargo, para la interpretación del índice obtenido, tiene presente los índices de los otros nutrientes, debido a los antagonismos, verdaderos o falsos, que existen entre ellos, lo que ocasiona a veces el que un índice, aparentemente aceptable, lo sea por deficiencia de otro u otros, o bien por falta de utilización.

 

Lagatu y Maume (17), seguidos por Thomas (18), desarrollaron el concepto de diagnosis foliar, que comprende un estudio del curso de la nutrición reflejada en su "intensidad" (suma de los porcentajes de N, P2O5 y K2O) y en su calidad (proporción entre esos nutriente, expresado en porcentaje de la suma de los miliequivalentes  de N, P2O5 y K2O); usan la proporción, por considerar que la concentración de un nutriente determinado en la hoja no es independiente de los demás, sino que debe existir un equilibrio para el normal funcionamiento de las distintas actividades fisiológicas. A la intensidad y calidad óptimas debe corresponder una productividad óptima; también, la validez de su método la basan en los hechos experimentales siguientes:

a)       hojas morfológicamente homólogas, de plantas de la misma especie que crecen en el mismo medio, tienen la misma composición.

b)       Cuando las plantas crecen en un medio deficiente, las hojas poseen gran sensibilidad para reflejar los tratamientos con fertilizantes.

c)       La composición de la hoja está estrechamente ligada con la producción (18).

 

Este método según cita Demolon (19) , permitió descubrir modificaciones en la alimentación de la vid, aún cuando ni el aspecto de la vegetación ni el rendimiento permitían sospecharlas, y la observación proseguida durante una serie de años pudo definir el equilibrio óptimo.

 

Esta forma de interpretar los datos ha sido utilizada por los otros investigadores, entre ellos Beauchamp (20) con papa,  encontrando altas correlaciones entre la producción de tubérculos y los correspondientes valores de intensidad y calidad de nutrición.

 

Thomas y Mack (21) encontraron que los elementos menores y secundarios influyen en el equilibrio N: P: K: y en la intensidad de nutrición, lo cual coincidió con lo hallado por Clements (22)  en caña de azúcar. Debido á esto, algunos investigadores sostienen que en los equilibrios entre nutrientes deberían considerarse todos aquellos que son esenciales; sin embargo, si se pretende establecer ese equilibrio,  las dificultades de orden práctico son grandes, dada la enorme complejidad de las relaciones entre los nutrientes en la planta y debido al escaso conocimiento que todavía se tiene en las funciones de los nutrientes en ella. 

 

Puesto que generalmente la deficiencia mayor de los suelos es en N, P, K , el empleo de los índices con sólo estos tres nutrientes es a veces adecuado para medir el estado de nutrición de la planta y su posible respuesta a los fertilizantes.

 

A pesar del lógico razonamiento del método del equilibrio nutritivo, muchos investigadores escogen la línea más simplista de relacionar individualmente el contenido de cada nutriente en la hoja con la producción, obteniendo resultados más o menos aceptables según las circunstancias. La relación entre el contenido de nutriente en la hoja y el crecimiento o la cosecha de una planta que crece en un medio deficiente en ese nutriente, cuando se efectúan aplicaciones crecientes de el al suelo, sigue la curva de la figura 1.

 

En la zona a, llamada de deficiencia extrema, aumenta la cosecha pero no la concentración de nutriente en la hoja. Este fenómeno parece estar relacionado con un proceso de dilución y se denomina “efecto Steenbjerg” por haber sido descrito por este autor (23). La zona b indica un posible aumento de cosecha con ningún o escaso aumento en el contenido de nutriente en la hoja. Estas dos zonas no se encuentran corrientemente en los cultivos en el campo. En la zona c  ocurre un simultaneo incremento en la concentración de nutriente en la planta y en la cosecha, hasta llegar a un punto a partir del cual ésta última prácticamente permanece constante; este punto de inflexión se denomina “nivel crítico” del nutriente respectivo. La zona d, donde el crecimiento o cosecha no aumenta, aunque si lo haga el contenido de nutriente, se conoce como de “consumo de lujo” . La zona e  muestra que la cosecha puede disminuir al aumentar excesivamente la concentración del nutriente en la planta, debido a un efecto tóxico o desequilibrio entre nutrientes.

 

Ulrich adopta este simplificado punto de vista del análisis foliar, empleando el concepto del nivel critico combinado con las ideas asociadas a la teoría de los factores limitantes, aunque, según él,  una adhesión  a ella no es posible ya que la severidad de una deficiencia  determinada  puede ser modificada por otros elementos (24); define el nivel crítico como la zona de concentraciones de nutrientes en la que el crecimiento se haya restringido en comparación con el de aquellas plantas que poseen una concentración de nutriente  más alta.

Si la concentración de nutriente crítica es una zona relativamente estrecha de valores, o fluctúa ampliamente, es aún objeto de investigación, aunque la evidencia indica que es estrecha en relación con la amplitud de la zona por encima del nivel crítico (25).

 

Diversos investigadores emplean las razones entre nutrientes como índices del estado nutricional. Hardy y otros (26), en cacao y cítricos, estudiaron las razones N/P2O5, N/K2O. K2O/P2O5, CaO/K2O y CaO/MgO encontrando correlaciones altamente positivas con la producción para algunas de ellas. Las razones entre nutrientes de las hojas han servido también para diagnosticar el origen de malnutrición en plantas; así la razón K/Ca alta indica una clorosis debido a deficiencia de hierro.

 

Recientemente, Recalde (27), en España, en sus estudios sobre la nutrición del olivo por medio del análisis foliar, parte de la hipótesis de que “el estado nutritivo productor de la máxima cosecha posible en unas determinadas condiciones marcadas por la verdad, el clima y el cultivo depende del equilibrio entre los diferentes nutrientes, caracterizado por una proporcionalidad bien definida entre los mismos”.

 

Según Recalde y Esteban (28), en la relación nutriente – producción es siempre posible distinguir los factores cantidad y proporción, lo cual determina dos tipos de deficiencias: